Las semillas de girasol se caracterizan por ser ricas en vitamina E, lo que les confiere diversas propiedades. Esta vitamina es un potente antioxidante, lo que ayuda a mantener sanas las células y con ello evitar diversas enfermedades. Por ejemplo, evitan que se oxide el colesterol, impidiendo así que se adhiera a las paredes de los vasos sanguíneos, reduciendo el riesgo de eventos cardiovasculares.
Además, la vitamina E de los alimentos disminuye el riesgo de desarrollar cáncer de colon, así como de complicaciones en personas con diabetes mellitus. En mujeres en etapa de menopausia se ha visto que disminuye la severidad.
El efecto antioxidante también conlleva a generar efectos antiinflamatorios que resultan en la reducción de síntomas de asma, osteoartritis y artritis reumatoide. Las semillas de girasol también son ricas en minerales, como el manganeso, calcio, cobre, fósforo y selenio, que promueven la salud ósea, entre muchas otras funciones vitales del cuerpo.
El tipo de grasas o ácidos grasos (ácido linoléico) que contiene es de las más saludables, beneficiando nuevamente la salud cardiovascular, a diferencia de otras grasas, como las de las carnes o las frituras. Las semillas también son naturalmente ricas en fibra, lo que lo hace un alimento muy completo y recomendable para consumir como snack.
Hay que mencionar también que su contenido calórico es alto, aunque se puede decir que son calorías de buena calidad. Una porción de 30 gramos (3 cucharadas) es adecuada para obtener alrededor de 200 calorías (lo recomendado para un snack), 6 gramos de proteína, 16 de grasas y 4 gramos de fibra.